sábado, mayo 28

Muchos gurús y pocos aciertos comunicacionales: ¿Quién le pone el cascabel al gato?

El Presidente Chávez se ha quejado públicamente del manejo que su equipo ministerial hace
de la comunicación, divulgación o manejo de la información referente a la gestión que adelanta
el Gobierno Bolivariano, a todos los niveles. ¿Cuál es la política a aplicar o que se aplica?
¿Dónde está el plan? Aún no se sabe. Vemos muchos “gurús“, muchos “jalamecates”, y
desalentadores resultados ¿Quién le pone el cascabel al gato?

Jamás hemos sentido que el ministerio al que le compete dictar las políticas en ese sentido,
o sea, el MINCI, aplique un plan puntual, específico, que apunte hacia la proyección y buen
manejo de la imagen de este gobierno y contrarreste el discurso ideologizante y lesivo de la
oposición y muchos medios privados.

Hasta ahora, las única señal que ha emitido el MINCI es la de que sólo resuelve “lo urgente”
y no “lo importante”, en materia informativa. O sea, resulta un vulgar “apafuegos” ante unos
medios de comunicación privados que arremeten de modo desmedido contra toda iniciativa
gubernamental, con un discurso depredador, embaucador, y que encima genera la política
informativa que se maneja en el país, y que el Sistema Nacional de Medios Públicos (SNMP)
con honrosas excepciones, sigue como borrego u obvia como que con eso tuviera alguna
incidencia sobre el hecho. No vamos “al ataque” como diría Chávez, sino que nos quedamos
en una tímida y efectista respuesta.

No se puede tener dicotomía verbal ante un discurso ideologizante, ni responder sin
profundidad y sin calarle con explicaciones sensatas a una población cansada de dimes
y diretes, de falta de seriedad, ética y altura en el discurso. La ideología se responde con
ideología, con creatividad, trabajo técnico, planificación, sentido político y estratégico,
conocimiento y especialmente con el mayor argumento que tenemos ante calumnias y
sofismas: La verdad y los resultados de esta gestión.

Las campañas en afán de divulgar han sido esporádicas y difusas; en su mayoría con un
contenido poco profundo, y poco tajante, teniendo argumentos de sobra para responder a esa
burguesía apátrida que nos ha dado además, elementos para enjuiciarlos moralmente ante la
opinión pública. Ni hablar de la necesidad de capacitar y asesorar constantemente a nuestros
voceros.

Para los que todavía están generando información desde sus escritorios, bájense de la nube
y manden a su gente a la calle: Esto es la guerra. Revisemos a Clausewitz. Estamos en la
obligación de generar políticas serias y no seguir abonando la vulgar lucha de vecindario que
hasta ahora ha existido, con el “como vaya viniendo vamos viendo”, sin planificación alguna.

¿Cómo se publica en un medio masivo, de alta inmediatez y alcance mundial que Shakira
le envió una guitarra autografiada como obsequio al Presidente, sin corroborar si había una
comunicación o algún documento que respaldara la voluntad personal de la artista en tal
sentido? Es un elemental criterio que conoce un periodista con ética: Verificar la fuente es una
formalidad ceñida al compromiso con la verdad. ¿Cómo quedó la imagen del Presidente con
esa acción?

Tenemos los recursos, los medios. Habrá que cuestionar a nuestros estrategas, y a quienes
sólo están en esos puestos para hacerse un nombre, ejercer el poder a gusto, hacer negocios
y ponerle piedra de tropiezos a los que sí trabajan para que nunca suban de cargo. Gente que
está infiltrada para sabotear y frenar toda información a favor del Gobierno y que se presta
para seguir poniendo una pared política a la información, bien sea para favorecer o perjudicar
a ministros u otras personas que ocupan cargos medios y altos, y que inciden directamente
en los resultados que observa el Presidente y el pueblo respecto de cada gestión. Eso es un
secreto a voces.

No hay justificación para que la mayoría de las iniciativas (por cierto, pocas, eso también
hay que revisarlo) que se forjan con gran esfuerzo desde las Oficinas de Comunicación de
los ministerios encuentren una pared en el MINCI a la hora de dar a conocer la labor que

realizan. Pared amparada en el burocratismo, en el saboteo y las excusas banales, sumada
interposición del poder político que le confiere su competencia a personas sin sentido patrio.

En los medios privados no hay concesión alguna y en el MINCI, parece que tampoco, pero en
sentido diametralmente opuesto al que este Gobierno requiere. Camaradas, el que no esté
apto, renuncie dignamente, pero no siga poniendo en riesgo la permanencia en el poder de
la libertad de expresión genuina de nuestro pueblo, la credibilidad de la gente que avala la
lucha diaria de este proceso, del Gobierno, el Estado venezolano y los esfuerzos de todos los
que, con poco o mucho aporte, hemos enfrentado argucias –internas y externas- de todo tipo,
tratando de que esta la lucha política se consolide en un sendero sin retorno.

Por amor a la patria y a la revolución, paremos esto y generemos una política y acciones
permanentes, mostremos calidad técnica y estratégica. No es posible encadenar al simple
hecho político y a decisiones meramente políticas la ciencia de la comunicación, y despreciar
sus técnicas, más que probadas, en un afán de justificar, con marañas políticas, la incapacidad
de personas que además de ser muchas, contrarias al proceso, ocupan cargos de relevancia
en esta área y en muchas otras, no sólo en el MINCI, si no en nuestros ministerios y otras
instituciones. Gente que no hace su trabajo ni le cumple al soberano y que entorpece el trabajo
de compañeros y compañeras.

La realidad obliga a no ser píos contra un discurso cuyo sema tenemos montado hace doce
años y que sigue siendo una gran debilidad de este proceso. No sólo no existe unión, si no
que hasta hay gente dentro de nuestras instituciones que reserva el puesto de las Oficinas
de Información o Relaciones Institucionales, o como se llamen, para pagar favores políticos.
Así vemos que hay directores de comunicación que pueden ser abogados, o archivólogos
o sociólogos o de cualquier otro oficio desdeñando de manera torpe el conocimiento y la
formación de mucha gente que sí conoce el oficio periodístico y está comprometida con este
proceso y que por no ser complaciente y decir la verdad no los consideran para ningún puesto
ni toman en cuenta sus opiniones. O peor, gente con titulación en el área, pero incapaz y con
cero de compromiso patrio. Todos y todas estamos en afán de aprender, pero la capacidad y el
compromiso sí es obligatorio demostrarlo con el trabajo que se hace.

Amparados en un supuesto discurso político radical, de dudosa procedencia ideológica,
nuestros gurús de la comunicación revolucionaria critican y desprestigian a los demás para
salvar su “cambur”, echándole la culpa a “la canalla” nada más. Hasta el propio Presidente
ha señalado públicamente la falta de ética periodística, pero resulta que no hacemos revisión
sincera de nuestros propios equipos y de cómo han botado a muchos camaradas y colegas,
y han desarmado equipos valiosos sin una argumentación de peso. Vamos a revisar las
condiciones de vida y de trabajo del gremio periodístico, en medios públicos y privados, por
ejemplo, para que afirmemos con propiedad la condición tremendamente humanista de este
proceso.

Queda preguntarse: ¿Dónde está el Plan Nacional de Comunicación e Información de nuestra
patria? ¿Con base en qué política pública trabaja nuestro SNMP para que nuestros canales
y emisoras, en su mayoría, carezcan de audiencia y las parrillas de programación resulten
pobres y poco estimulantes para nuestro pueblo, en muchos casos? ¿Dónde está el impulso
de una constituyente periodística que renueve y profundice la legislación y acuerde temas
sustantivos en el ejercicio profesional y no profesional del periodismo, por ejemplo? Lo dicho:
Muchos gurús, pocos e injustificables resultados, ¿cuáles criterios aplican? Queda mucho
por revisar, debatir y transformar en materia comunicacional y no se otea el horizonte hacia el
avance (eventos esporádicos y acuerdos que son letra muerta, por cierto, no pueden contar
como aporte concreto, si no como esfuerzos aislados). ¿Quién le pone el cascabel al gato?

Ramaris Vásquez, periodista.
ramarisvasquez@yahoo.com

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